martes, 22 de enero de 2013

Cripta de la Colonia Güell

Gaudí es un genio, eso es algo de lo que no os tengo que convencer. Pero no se es un genio de la noche a la mañana, la Sagrada Familia no surgió de la nada. Pocos conocen la Cripta de la Colonia Güell, pero, a pesar de su tamaño y popularidad, puede resultar incluso más interesante que la propia Sagrada Familia.

Eusebi Güell, quien financiaba la mayoría de los proyectos de Gaudí, estableció una colonia obrera en Santa Coloma de Cervelló (Barcelona), en la que Gaudí debía levantar una iglesia de la cual solo se construyó la cripta entre los años 1898 y 1914. En esta cripta, Gaudí pudo ensayar soluciones arquitectónicas que después utilizaría en la Sagrada Familia. Se podría decir, que usó este proyecto como “laboratorio”.





Según vemos la Cripta de lejos, ya somos capaces de percibir cierto parecido con la, más que conocida, Sagrada Familia. El pórtico está formado por un bosque de columnas inclinadas que dan la sensación de seguir la línea de la naturaleza que las rodea. Al acceder a la Cripta, observamos la planta poligonal estrellada y nos llama mucho la atención las columnas que la conforman. Las columnas son de distintos materiales, según el peso que deberían haber soportado, y tienen formas completamente irregulares, casi experimentales o “mal hechas”.



Nos fijamos también en los arcos parabólicos, también usados en la Casa Milà, “La Pedrera” (1906 - 1912), y se confirma el concepto de “laboratorio” que soporta esta cripta.



Al salir, encontramos una escalera, trivial a ojos de un cualquiera, pero a nosotros no se nos escapa nada e, investigando, hemos descubierto que Gaudí varió la forma de esta escalera con el objetivo de salvar un árbol: “Yo puedo hacer una escalera en 3 semanas, pero se necesitarían 20 años para que un pino crezca”. Al subir dichas escaleras, encontramos lo que sería el suelo de la iglesia, al descubierto, sin techo, ni paredes. Podemos observar la planta que la configura y la posición que hubiesen ocupado las columnas.



Es destacable el espíritu de reciclaje que emana de este edificio. Los muros están recubiertos de escoria vitrificada procedente de residuos de hornos de fundición, las rejas de los ventanales se hicieron con agujas recicladas de máquinas de tejer, etc (todo ello, de la propia colonia obrera).



Podemos pasar horas descubriendo detalles nuevos y encontrando parecidos con otros edificios de Gaudí, pero prefiero dejarlo en vuestras manos y que visitéis la Cripta de la Colonia Güell vosotros mismos.

Irene Carnicero

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